La Capilla del Santo

Capilla de San Nicolás de Bari.

El edificio más antiguo y el más noble del Monasterio de San Juan de Ortega, es la Capilla de San Nicolás de Bari. También se le conoce como «Capilla del Santo».

Fue construida por el mismo Santo para dar cumplimiento a una promesa. Cuando Juan llegó a estos parajes para hacer vida eremítica, construyó -con la autorización de doña Urraca- un sencillo refugio. Sirvió para acoger a algunos peregrinos y como casa de los primeros compañeros y familiares que vinieron a Ortega y se quedaron para ayudarle en su obra. Fue, pues, este albergue la primera construcción, aunque fuera provisional. Regresando de Tierra Santa, una furiosa tempestad amenazó con hacer naufragar el barco que lo traía. Nuestro Santo se puso en oración y suplicó al Señor, por intercesión de San Nicolás de Bari, que los salvase del peligro. Respaldó su oración con la promesa a San Nicolás de edificarle una ermita. Se obró el milagro y Juan cumple su promesa. A su regreso, viendo que no había todavía paz en Castilla, decide retirarse a los Montes de Oca y vivir en su ciudad. Cuando hacia el 1115 se establece en el territorio una relativa calma solicita de Alfonso el Batallador -que es quien gobierna en esta tierra- autorización para construir el templo prometido. Obtuvo fácilmente la autorización y emprendió de inmediato la obra. Entre los que han venido para ayudarle está su hermano Martín. Los ladrones y facinerosos refugiados en estos montes obstaculizan su labor : roban las herramientas, queman las carretas e incluso le amenazan de muerte. Pero el Santo sigue adelante con más brío y en ello gasta su fortuna y la de su hermano. Incluso va a los pueblos limítrofes a pedir limosna para poder seguir. Rica o pobre, una vez terminada pudo traer a ella las numerosas reliquias que con tanto cariño reunió en los santos lugares. Entre ellas, la de San Nicolás de Bari, su abogado y protector. La pequeña capilla fue elegida para enterrar al Santo.

HISTORIA DE SAN NICOLÁS DE BARI
 
Su nombre significa «Protector y defensor de pueblos».

Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama «San Nikolaus», lo empezaron a llamar Santa Claus, (entre nosotros lo llamaron Papá Noel).

Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: «sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto».

Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron: «elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo». Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.

En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa

Es Patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, al igual que en su día Juan de Quintanaortuño cuando regresaba de su viaje de Tierra Santa, empezaron a decir: «Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos». Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció.

San Juan de Ortega en sus plegarias a San Nicolás de Bari le prometió que si le salvara de la tempestad le construiría un templo. Ese templo es en el que hoy veneramos a San Juan de Ortega y en el que todos los 6 de Diciembre festividad de la Constitución Española recordamos la figura de San Nicolás de Bari que gracias a su intercesión nos ha permitido que San Juan de Ortega sea lo que en su día fue y en la actualidad sigue siendo.